SIMPLEMENTE YO

EL UNO DE ABRIL DE MIL NOVECIENTOS SESENTA Y NUEVE EMPEZO TODO...



domingo, 1 de abril de 2012

El viaje que nunca existió

Todos los años, de un tiempo a esta parte, viajo a Marruecos junto a dos amigos.
Buscamos la calidez del abrazo de nuestro guía karim. Los dulces, el pan, el aceite y el tagin. Los amonites y los objetos convertidos en antigüedades. La luz rociada en las montañas, mientras el imán llama a oración en los pueblos de adobe; junto al bajo atlas.

Llevamos un día en Marruecos. Estamos en el valle del sacro.
Son las siete de la tarde, el paisaje es diáfano, dos tiendas de campaña rompen el orden en mitad de la nada.
Suena el teléfono… Fernando contesta; Quien? Javi. Si de parte de?…. Es tu hermano Toni… en ese momento lo supe… Mi padre había fallecido.

La carretera bordea las montañas de nieve, alumbradas por la luna menguante. Es el regreso de agonía severa y sentido de culpa, que Yo mismo me infringía y prolongaba.
La yema de mi dedo y el calor de mi cuerpo, alteraban la ventanilla impregnada de vahó y lagrimas; improvisada hoja donde escribía; “No tenia que haber venido… No tenia que haber venido…””

El sentido de culpabilidad aflora unido a lágrimas de impotencia. No podía ser, no tendría que estar tan lejos. Lo presentía….


Nos deslizamos como si fuéramos de viento… Mi acompañante enciende un cigarrillo tras otro. Absorto en la luz de unos focos, que señalan el camino infinito ausente de arcen, asfalto y trafico.

Son las doce de la medianoche; la parada es obligada… Suena de fondo un tema étnico; Unas delicadas y frágiles notas guían la melodía de la triste canción. Es tan delicada que igual que mis recuerdos tienen el peligro de desvanecerse y quedar en nada.
El establecimiento acoge personajes absortos entre el café y la televisión,  ajenos a la frustración y la pena. El chofer, me pregunta que quiero tomar… hace unas cinco horas que no cruzamos ni una  sola palabra… para El, el mayor respeto es el silencio.

Los kilómetros y las horas se trasforman en Tristeza, soledad y amargura.

Al fin, llego al principio… El aeropuerto de Marrakech.
Hoy es viernes o sábado?… la hora es lo de menos, esta cerrado… por delante varias horas, hasta coger el primer vuelo, hacia cualquier parte. No importa lo lejos que este el destino. Siempre estará más cerca, que este lugar donde empezó el viaje que nunca existió.

Últimamente sueño con ello...
 Me miro sentado en el hall del aeropuerto, solo muy solo, y me hago reproches. No puedo derramar una sola lágrima, aunque pase toda la noche llorando.

Sujetándome la confusa cabeza entre mis manos, subo al avión y regreso a Valencia. No soy hombre de excesiva suerte, salvo cuando vienen las desgracias; conseguí vuelo directo a casa.

La última vez que vi a mi padre con vida, fue al despedirme…le conté que me marchaba a Marruecos, como cada año. El abrió los ojos, y al no recibir respuesta, le pregunte: Papa sabes quien soy?… Me contesto: Emiliano.

La cordura me dice que tengo que rechazar la idea débil e insignificante,  de que mi presencia habría cambiado el destino. Acaso no es evidente?

Pero aun así, sigo diciéndome que tenía que haberlo sabido…