SIMPLEMENTE YO

EL UNO DE ABRIL DE MIL NOVECIENTOS SESENTA Y NUEVE EMPEZO TODO...



jueves, 4 de octubre de 2012

Guarde la foto en el cajón de la cómoda…una vez más.
Este retrato me lleva acompañando desde tiempos inmemoriales. Que tenía… igual siete, ocho años tal vez. Años de miedos, sueños y pesadillas que se guardan en la memoria para toda la vida.
Una mañana de estas, como tantas otras, me levanto de un sobresalto, y me miro al espejo. No soy el de la foto, me digo. Eres tu,( me dice el espejo), ya esta “el sueño”; pesadilla imborrable para recordártelo! Hubo un tiempo que dormía junto a una pequeña libreta y un lápiz con el fin de escribir lo que soñaba al despertar. Fue en vano, “el sueño”, dejo de aparecer, hasta hace un tiempo de esta parte…

Estoy abriendo la puerta de mi casa… solo tengo siete años, ocho tal vez…

Tener una llave de casa a esa edad, era un logro que ninguno de mis amigos había conseguido. Es curioso, solo tenia una llave, y era  de la puerta de entrada de casa, atada con un alambre. Si la puerta de entrada del patio estaba cerrada tenia que llamar a casa, o algún vecino para que me abriera. Igual no querían mis padres que supieran que tenia llave de casa, y algún desalmado intentara quitármela.  En aquel entonces, aun tenia que ir detrás de mi madre para que me hiciera los nudos de las zapatillas e intuyo que el nudo de la llave era bastante sencillo.  Ese día, como cualquier otro, subía los escalones saltando de dos en dos, hasta contar cuarenta y dos. El rellano estaba iluminado por los pocos rayos de luz que entraban por la ventana del patio de luces. Pulse el interruptor  de un salto; mi altura se media, por los chichones, moratones y heridas que tuviera en la cabeza. La esquina de la mesa del comedor y los picaportes de las puertas eran los causantes. Me dispuse a abrir  la puerta numero cinco, del patio cinco, de la calle Juan de Juanés…

El pasillo extrañamente era mas largo de lo habitual. Largo y oscuro, tan oscuro que el solitario plafón era incapaz de iluminarlo. Avanzaba con el cuerpo pegado a la pared, esforzándome en no prestar atención al eco de mis pisadas, sobre el suelo negro con manchas blancas. Cuantas veces he jugado a mirar fijamente las manchas del piso con las rodillas entumecidas y encontrar el parecido a formas como; caras de perro, un tenedor, la silueta de una persona…esta vez era incapaz de mirar al suelo.
Simplemente me daba miedo encontrar mi sombra…

Caminaba dirigiendo la mirada al único haz de luz reconocible al final del pasillo, junto a la entradita, que aun conserva mi madre en su casa. La luz asomaba  por la puerta de la habitación que Yo llamaba; la habitación de navidad. Plantado sobre mis pies, inmóvil, prestaba atención al sonido que procedía del fondo de la habitación. Le llamaba habitación de navidad, por que siempre estaba cerrada, sin muebles y solíamos utilizarla en navidad para colocar el belén.  Recuerdo que alguna vez que otra, tenia patatas en el suelo y una cepa de vid (hace unos días comentándolo con mi madre, se sorprendió de cómo  recuerdo  estos detalles, y me dice que las patatas eran por que iba a recogerlas para ganarse un dinerillo, y le daban algunos kilos. Y la cepa, era para poner el Belén en navidad, en mi pueblo tenían costumbre de poner el nacimiento en una cepa).
En condiciones normales, sino fuera un sueño, hubiera salido pitando. Pero como siempre pasa en los sueños que acaban en pesadillas, el peligro te atrapa…

De repente se abrió la puerta, y sus ojos permanecieron un instante clavados en mí…entonaba una cancioncilla navideña, mientras se bebía el anís que dejábamos junto a las zapatillas de estar por casa. Era un Rey mago, o el hombre del saco?
Vestía un abrigo marrón raído, y el pelo lo ocultaba tras la solapa y la corona de un oro envejecido. Me miro y se inclino agarrándome del brazo…
Me faje como pude y di la vuelta, en el momento que tropiezo, mientras caigo a un vació de penumbra…
Despierto!!
Mi corazón palpita en desconcierto, confusión y un terror indefinido…igual que cuando tenia siete años,ocho tal vez.

No se que es peor, volver a tener la pesadilla de tu infancia, o
O mirarte al espejo y no reconocerte con el paso de los años…